Los viajes están llenos de momentos bonitos. Antes, durante, mediante y hasta el infinito, porque perduran en nuestro recuerdo para toda la vida.
Uno de mis momentos favoritos es, sin duda, el primer día de viaje.
Ese día en que amaneces sabiendo que te vas. Que por fin ha llegado el día.
Tienes tu mochila preparada, con todo lo que vas a llevarte. Tu ropa para el día dobladita esperándote…
Toda la ilusión y toda la expectativa contigo.
Abres los ojos ya sonriendo de felicidad, pensando en todo lo que tienes por delante.
Esos nervios para llegar a tiempo al aeropuerto.
Esa incertidumbre.
El último repaso de que lo tienes todo. Equipaje, documentación, billetes, cositas que puedes necesitar en el avión…
A mí estos momentos me llenan de vida.
Saber que en un ratito voy a conocer a mis compañeros de viaje.
¿Cómo serán? ¿nos llevaremos bien?
¡Seguro que lo petamos!
Ya, pero ¿Y si no?
No no, no es posible…
¡¡¡Seguro que lo petamos!!!
jajaja los nervios son así, ¡qué le vamos a hacer!
Si quieres sentirte así, no dudes en apuntarte a una de nuestras salidas.
La vida son dos días. Yo los voy a disfrutar al máximo.
¿Te vienes conmigo?